Así nació la Parroquia de La Purísima
Año 1954, mes de Octubre. En la ciudad de Murcia se ha organizado una gran Misión Popular. Se pretende la renovación total de la vida espiritual de la ciudad y de su huerta. Se hace precisa la creación de muchos centros misionales, ya que los templos parroquiales son incapaces de acoger la cantidad de fieles que se prevé que habían de asistir.
Indudablemente, es la Parroquia de Ntra. Sra.. del Carmen la más populosa de cuantas parroquias existen en Murcia. Se hace pues, urgente la multiplicación de los Centros de Misión. Y es en la Carretera de Alcantarilla, hoy Avenida Ciudad de Almería, donde se erige uno de estos centros.
En un almacén, propiedad de D. Pedro Carrilero Monserrate, es donde se erige este Centro. El director de la Misión es el P. Mendizábal, S.I., quien con su palabra encendida, a la vez que sencilla, sabe enardecer los corazones de todos los que viven en este barrio huertano y murciano.
Son días deliciosos. El slogan "DIOS ANDA SUELTO POR LA CARRETERA DE ALCANTARILLA" salta a las primeras páginas de los periódicos locales. Llama realmente la atención el modo como responde la barriada a la llamada de Dios en la Misión Popular.
Pero todo pasa. La Misión termina. Se apaga el fuego, pero el rescoldo permanece.
Y cuando las cenizas no han apagado aún el brillo de la brasa, una comisión de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, solicitan del Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis, Dr. D. Ramón Sanahuja y Marcé la creación de una parroquia nueva en esta parte de la ciudad.
La idea es graciosamente acogida por el Sr. Obispo. Se ponderan las ventajas e inconvenientes. Y tras larga maduración de la idea, es en el Boletín Oficial del Obispado de Cartagena-Murcia del mes de Abril de 1955 cuando se publica la creación de una Parroquia nueva, sita en la Carretera de Alcantarilla, que llevará la advocación de la Purísima Concepción
La Parroquia está creada. La noticia corre rápidamente para el conocimiento de todos los que han de ser los feligreses de la nueva comunidad parroquial. La alegría salta a los rostros de todos. Tan sólo falta ya, que se nombre al sacerdote que se haga cargo de la misma y comience las tareas propias de su ministerio sacerdotal.
Y el nombramiento llegó. Es el día 23 de Junio de 1956 cuando se hace público dicho nombramiento, que recae en la persona de D. Luís Sánchez Mateos, un sacerdote joven de 26 años de edad, jovial, optimista y lleno de ilusiones.
Los sueños y las quimeras se iban haciendo realidad. Como castillo de arena, se derrumban las dificultades. Las tinieblas pasaban y el sol comenzaba a brillar.
Es el día 4 de Julio de 1956 cuando hace su entrada en la nueva Parroquia el reciente Párroco. Hora las 7 de la tarde. Día, domingo. Una gran multitud le recibe a la entrada del término de la Parroquia. Le acompaña el Sr. Vicario General del Obispado, D. Juan de Dios Balibrea Matas. Y todos se dirigen a las inmediaciones del lugar, que más tarde seria elegido como solar para la construcción del Templo Parroquial. Desde un balcón de una casa, propiedad de D. Mariano Olmos, el Sr. Vicario General y el nuevo Párroco saludad a los que allí se habían congregado.
Jornada intensa y cargada de emoción. Todo parecía un sueño, pero era una realidad. Lo que parecía un camino interminable va llegando al inicio de su fin. Parroquia y Párroco estaban ahí, pero un largo sendero aún por recorrer.
No había nada, absolutamente nada. Tan solo juventud, optimismo, ilusión y buena voluntad. Y urgía echarse a andar. Pero....¿como?
Hay una casa habitada por Mª. Encarnación Manzanera Baeza que dispone de un pequeño patio, una cocina amplia y un estrecho pasillo. Todo se comunicaba entre sí. Y esto podría servir. Y es allí, el día 8 de Julio de 1956, domingo, donde se celebra la primera Misa. Como si de un Misacantano se tratara. Y es el Orfeón de la Era Alta el encargado de solemnizarla, interpretando la 2ª Misa Pontificial de Perossi.
La Parroquia ha comenzado a caminar. Pobremente. No hay iglesia ni local donde celebrar los actos culturales. Tan sólo la pequeña entrada de una casa particular cedida con gusto y generosidad.
¿La campana?. Es una llanta de la rueda de un coche, que apenas se oye a unos metros a la redonda. Pero sonaba a campanas de gloria.
No se conocen los desalientos. Las horas bajas no existen. Y después de muchas reuniones, diálogos y entrevistas, es el día 15 de Septiembre cuando se hace la compra de los solares donde se edificará el templo parroquial y la vivienda del Párroco. La superficie adquirida es de 1.821 metros cuadrados, y su importe es de 150.000 Ptas.
Todo hace presagiar que las cosas iban a transcurrir de un modo rápido. Aún no habían pasado tres meses de la llegada del Párroco cuando ya se había dado paso tan importante. Pero no se podía parar.
Sin dinero, sin medios algunos, las obras se iniciaron el día 11 de Noviembre del mismo año de 1956 ¿El templo? No. Había que empezar por algo mas modesto. Y se comenzó por la construcción de un salón, que al principio serviría para los actos del culto, y más tarde para otras muchas cosas.
Mientras tanto, y de un modo y estrecho, los actos parroquiales se celebraban en la entrada de la casa de Dª Encarnación Manzanera Baeza. Allí se celebraron las primeras Novenas a la Inmaculada y nuestra primera fiesta a la Patrona. Allí se celebró la primera Navidad de nuestra comunidad parroquial. Mientras tanto las obras la de construcción del salón parroquial avanzaban a ritmo acelerado.
Llegó el mes de Marzo de 1957, y con él la fiesta de S. José. Era una fiesta propicia para el comienzo de una vida parroquial más desahogada en la que poder trabajar durante la Cuaresma y Semana Santa. Y fue la víspera de S. José, el día 18 de Marzo cuando, terminada la construcción del salón parroquial, fue trasladado a manos del Sr. Obispo de la Diócesis, el Santísimo Sacramento desde la casa de Dª Encarnación Manzanera al salón parroquial
La primera etapa estaba cubierta. No era mucho, pero ya teníamos algo: un salón medianamente espacioso, donde la vida parroquial se desenvolvería pobre y estrechamente, pero con alguna dignidad.
¿Un alto en el camino? Si. Había que reponer fuerzas pagando la deuda que había contraído con dicha construcción. Pero no se conocían los desalientos. No estábamos satisfechos. Nuestra meta aún no estaba alcanzada. Y..... ¡había que conseguirla!.
Nó. No fue una tarea fácil. La total carencia de dinero, las dificultades y los obstáculos jamás estuvieron ausentes. No se contaba con nada seguro. Las cuotas mensuales, que los feligreses se habían puesto voluntariamente, fallaban continuamente por la pobreza de estas buenas gentes.
Pero la ilusión, la juventud del sacerdote y la buena voluntad de unos cuantos hombre, entre los que se destacaba D. Manuel Manzanera, fueron las únicas velas que movían la nave.
Y la nave se movía. Lentamente. Y... hasta hubo momentos en que se paró. Hubo borrascas y no pequeñas tempestades. Momentos en que todo amenazaba con hacerla zozobrar. Olas que hacían temer por su seguridad. Pero había -sin que nadie lo advirtiera - un piloto divino, que supo infundir la paz y la serenidad.
¡Que duros fueron aquellos meses! Tal vez, años. Sólo, tu Señor lo sabes.
Pero pasó todo. Y tras un gran esfuerzo, por parte de todos, el templo se terminó de construir en el mes de Mayo de 1964.
Fue un Mayo pletórico de trabajos y emociones. Una imagen de la Virgen recorrió paso a paso, casa a casa, los diversos sectores de la Parroquia. Los traslados de la imagen eran verdaderas explosiones de amor y de fervor mariano por parte de todos los feligreses de esta Parroquia. Se rezó mucho. El párroco, en veladas y charlas nocturnas, fue preparando el corazón y el ánimo de todos los feligreses con palabras sencillas y cálidas para el acontecimiento que nos disponíamos a celebrar: la inauguración de nuestro templo.
¡Que sementera más divina! ¡Que cosecha mas abundante!. ¡Que maravilloso trigal!.
Mayo transcurrio de la mano de la Virgen. Y en la tarde del día 30, sábado, nuestra iglesia fue consagrada por el Sr. Obispo con asistencia abundante de sacerdotes y seminaristas.
En la mañana del Domingo, día 31, el Sr. Obispo, acompañado de las primeras autoridades de Murcia y las de su Provincia, inauguraba con una Misa de Pontificial nuestro templo parroquial, armonizada por el Orfeón Murciano "Fernández Caballero"
Fueron horas imborrables de la memoria de todos los que tuvimos la dicha de vivirlas.
La meta estaba alcanzada. Las etapas cubiertas.
Pero....¿que decir del aspecto espiritual de nuestra Parroquia?. La tarea espiritual no quedó descuidada ni un solo instante. La labor había sido intensa. Las predicaciones de todo tipo, homilías, meditaciones, retiros para hombres, mujeres y jóvenes, conferencias cuaresmales, círculos de estudio etc... se multiplicaban sin interrupción. Ningún aspecto a sector era descuidado.
Se hacia una gran labor con los pobres de la Parroquia. Se impartían clases para los jóvenes que estudiaban Bachillerato. Se daban clases de alfabetización para los adultos. Se montó el "Bachillerato Radiofónico" del que se supieron aprovechar no pocos jóvenes de ambos sexos de un modo totalmente gratuito etc....etc...
Un sector estaba un poco descuidado. Eran los niños. Las pocas escuelas que habían, no solo eran insuficientes para acoger a todos los niños de la barriada, sino que se encontraban en condiciones sumamente precarias. No. No merecían el nombre de "escuela". Eran pobres y míseras casa particulares, alquiladas con urgencia para la labor docente, pero que carecían de los servicios mínimos y hasta de la seguridad suficiente para la vida de los niños. Era un tema preocupante.
Y una vez mas tubo que intervenir la Parroquia. Se hicieron numerosas gestiones, sin hallar jamás un respuesta y solución definitiva de parte de las autoridades competentes.
Y la solución vino al dedicar lo que hasta ahora había sido Salón Parroquial y local para el culto, a Salones-Escuelas Parroquiales. Y se crearon cuatro Escuelas, que más tarde se ampliaron a ocho.
¿Era la solución definitiva?. No , y por ello no había que desanimarse. El problema estaba paliado, pero no solucionado.
Se hicieron gestiones con el Excmo. Ayuntamiento de Murcia y visitas al Ministerio de Educación y Ciencia. Por fin se solucionó. Y en el Curso Escolar 1974/75 se inauguraba el Grupo Escolar "Barriomar 74" con lo que quedaba totalmente solucionado el problema de la educación de nuestros niños.
Estos son los rasgos mas característicos de la creación, vida y actividad de nuestra querida Parroquia de La Purísima hasta el año 1983, año en el que, hasta ahora nuestro Párroco D. Luís Sánchez Mateos, deja de regir los destinos de esta Parroquia para continuar su labor sacerdotal por otros lugares de nuestra Diócesis de Cartagena-Murcia
Extraído del librito "Así nació la Parroquia de La Purísima de Murcia"
Primer Párroco
D. Luis Sánchez Mateos