LA PURISIMA - BARRIOMAR
Parroquia La Purisima
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¡NO TIRES LA TOALLA MIRA!

Triste Juan, 14

Abandonado   Salmo 27.

Convencido del PecadoSalmo 51

Preocupado Mateo 6, 19-34

En Peligro Salmo 91

Desconsolado Salmo 34

Solo Salmo 139

Con dudas Juan 7, 17

Con temor Salmo 23

Desanimado Isaias, 40

En tentación Mateo 4

SI ESTÁS

En lucha Efesios, 6

En crisis Proverbios, 8

Impaciente Hebreos, 12

Solitario 1 Conrintios, 15

Enfermo Isaias, 26

CUANDO SIENTAS NECESIDAD DE.....

Animo Salmo, 103

Hebreos, 11

Esperanza Salmo, 90

Consuelo Romanos 8, 31-39

Fortaleza Josué, 1

Descanso Mateo 11, 25-30

Paz Juan 14, 27

Seguridad Romanos, 8 31-39

Gozo Colosenses 3, 12-17

Cariño Juan, 15, 13-17

Entusiasmo Salmo 67

Triste Juan 14

1. «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
2. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
3. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4. Y adonde yo voy sabéis el camino.»
5. Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
6. Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
7. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»
8. Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
9. Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?
10. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
11. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.
12. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.
13. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
15. Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;
16. y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre,
17. el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.
18. No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.
19. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis.
20. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros.
21. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.»
22. Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?»
23. Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.
24. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.
25. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros.
26. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
28. Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros." Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
29. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
30. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder;
31. pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado. Levantaos. Vámonos de aquí.»


Abandonado

Salmo 27
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?
27:2 Cuando se alzaron contra mí los malvados para devorar mi carne, fueron ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropezaron y cayeron.
27:3 Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza.
27:4 Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo.
27:5 Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña en el momento del peligro; me ocultará al amparo de su Carpa y me afirmará sobre una roca.
27:6 Por eso tengo erguida mi cabeza frente al enemigo que me hostiga;
ofreceré en su Carpa sacrificios jubilosos, y cantaré himnos al Señor.
27:7 ¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme!
27:8 Mi corazón sabe que dijiste: "Busquen mi rostro". Yo busco tu rostro, Señor,
27:9 no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador.
27:10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá.
27:11 Indícame, Señor, tu camino y guíame por un sendero llano, porque tengo muchos enemigos.
27:12 No me entregues a la furia de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos, hombres que respiran violencia.
27:13 Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.
27:14 Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.


Convencido del Pecado

Salmo 51
51:3 ¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas!
51:4 ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!
51:5 Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí.
51:6 Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable;
51:7 yo soy culpable desde que nací; pecador me concibió mi madre.
51:8 Tú amas la sinceridad del corazón y me enseñas la sabiduría en mi interior.
51:9 Purifícame con el hisopo y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
51:10 Anúnciame el gozo y la alegría: que se alegren los huesos quebrantados.
51:11 Aparta tu vista de mis pecados y borra todas mis culpas.
51:12 Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.
51:13 No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu.
51:14 Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga:
51:15 yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti.
51:16 ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío, y mi lengua anunciará tu justicia!
51:17 Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza.
51:18 Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
51:19 mi sacrificio es un espíritu contrito, tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
51:20 Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad; reconstruye los muros de Jerusalén.
51:21 Entonces aceptarás los sacrificios rituales
—las oblaciones y los holocaustos—
y se ofrecerán novillos en tu altar.


Preocupado

Mateo 6, 19-34
6.19. No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
6.20. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
6.21. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
6.22. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso;
6.23. pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
6.24. Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.
6.25. Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
6.26. Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
6.27. Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
6.28. Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
6.29. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
6.30. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
6.31. No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
6.32. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
6.33. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
6.34. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.


En peligro

Salmo 91
91:1 Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso,
91:2 di al Señor: "Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío".
91:3 Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa;
91:4 te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas.
91:5 No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día,
91:6 ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol.
91:7 Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás alcanzado:
91:4c su brazo es escudo y coraza.
91:8 Con sólo dirigir una mirada, verás el castigo de los malos,
91:9 porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo.
91:10 No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa,
91:11 porque él te encomendó a sus ángeles  para que te cuiden en todos tus caminos.
91:12 Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra;  
91:13 caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes.
Oráculo del Señor
91:14 "Él se entregó a mí, por eso, yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
91:15 me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré;
91:16 le haré gozar de una larga vida y le haré ver mi salvación".


Desconsolado

Salmo 34
34:2 Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios.
34:3 Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren.
34:4 Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos.
34:5 Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores.
34:6 Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán.
34:7 Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
34:8 El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra.
34:9 ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!
34:10 Teman al Señor, todos sus santos, porque nada faltará a los que lo temen.
34:11 Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada.
34:12 Vengan, hijos, escuchen: voy a enseñarles el temor del Señor.
34:13 ¿Quién es el hombre que ama la vida y desea gozar de días felices?
34:14 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de palabras mentirosas.
34:15 Apártate del mal y practica el bien, busca la paz y sigue tras ella.
34:16 Los ojos del Señor miran al justo y sus oídos escuchan su clamor;
34:17 pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra.
34:18 Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
34:19 El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.
34:20 El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos.
34:21 Él cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo.
34:22 La maldad hará morir al malvado, y los que odian al justo serán castigados;
34:23 Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados.


Solo

Salmo 139
Señor, tú me sondeas y me conoces,
139:2 tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
139:3 te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.
139:4 Antes que la palabra esté en mi lengua,
tú, Señor, la conoces plenamente;
139:5 me rodeas por detrás y por delante
y tienes puesta tu mano sobre mí;
139:6 una ciencia tan admirable me sobrepasa:
es tan alta que no puedo alcanzarla.
139:7 ¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
139:8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.
139:9 Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
139:10 también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.
139:11 Si dijera: "¡Que me cubran las tinieblas
y la luz sea como la noche a mi alrededor!",
139:12 las tinieblas no serían oscuras para ti
y la noche sería clara como el día.
v13 Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
139:14 te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras!
Tú conocías hasta el fondo de mi alma
139:15 y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la tierra.
139:16 Tus ojos ya veían mis acciones,
todas ellas estaban en tu Libro;
mis días estaban escritos y señalados,
antes que uno solo de ellos existiera.
139:17 ¡Qué difíciles son para mí tus designios!
¡Y qué inmenso, Dios mío, es el conjunto de ellos!
139:18 Si me pongo a contarlos, son más que la arena;
y si terminara de hacerlo,
aún entonces seguiría a tu lado.
139:19 ¡Ojalá, Dios mío, hicieras morir a los malvados
y se apartaran de mí los hombres sanguinarios,
139:20 esos que hablan de ti con perfidia
y en vano se rebelan contra ti!
139:21 ¿Acaso yo no odio a los que te odian
y aborrezco a los que te desprecian?
139:22 Yo los detesto implacablemente,
y son para mí verdaderos enemigos.
139:23 Sondéame, Dios mío, y penetra mi interior;
examíname y conoce lo que pienso;
139:24 observa si estoy en un camino falso
y llévame por el camino eterno.


Con dudas

Juan 7, 17







Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo yo por mi cuenta.





Con temor

Salmo 23
23:1 Salmo de David.
El Señor es mi pastor,  nada me puede faltar.
23:2 Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas  
23:3 y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
23:4 Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza.
23:5 Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
23:6 Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.


Desanimado

Isaias, 40
Consolad, consolad a mi pueblo - dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su milicia, ya ha satisfecho por su culpa, pues ha recibido de mano de Yahveh castigo doble por todos sus pecados.
Una voz clama: "En el desierto abrid camino a Yahveh, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios.
Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie.
Se revelará la gloria de Yahveh, y toda criatura a una la verá.Pues la boca de Yahveh ha hablado."
Una voz dice: "¡Grita!"Y digo: "¿Qué he de gritar?" - "Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo.
La flor se marchita, se seca la hierba, en cuanto le dé el viento de Yahveh (pues, cierto, hierba es el pueblo).
La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece por siempre.
Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo.Di a las ciudades de Judá: "Ahí está vuestro Dios."
Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo.Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede.
Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos, en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas.
¿Quién midió los mares con el cuenco de la mano, y abarcó con su palmo la dimensión de los cielos, metió en un tercio de medida el polvo de la tierra, pesó con la romana los montes, y los cerros con la balanza?
¿Quién abarcó el espíritu de Yahveh, y como consejero suyo le enseñó?
¿Con quién se aconsejó, quién le explicó y le enseñó la senda de la justicia, y le enseñó la ciencia, y el camino de la inteligencia le mostró?
Las naciones son como gota de un cazo, como escrúpulo de balanza son estimadas.Las islas como una chinita pesan.
El Líbano no basta para la quema, ni sus animales para holocausto.
Todas las naciones son como nada ante él, como nada y vacío son estimadas por él.
Pues ¿con quién asemejaréis a Dios, qué semejanza le aplicaréis?
El fundidor funde la estatua, el orfebre con oro la recubre y funde cadenas de plata.
El que presenta una ofrenda de pobre escoge madera incorruptible, se busca un hábil artista para erigir una estatua que no vacile.
¿No lo sabíais? ¿No lo habíais oído? ¿No os lo había mostrado desde el principio? ¿No lo entendisteis desde que se fundó la tierra?
El está sentado sobre el orbe terrestre, cuyos habitantes son como saltamontes; él expande los cielos como un tul, y los ha desplegado como una tienda que se habita.
El aniquila a los tiranos, y a los árbitros de la tierra los reduce a la nada.
Apenas han sido plantados, apenas sembrados, apenas arraiga en tierra su esqueje, cuando sopla sobre ellos y se secan, y una ráfaga como tamo se los lleva.
¿Con quién me asemejaréis y seré igualado?, dice el Santo.
Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto?El que hace salir por orden al ejército celeste, y a cada estrella por su nombre llama.Gracias a su esfuerzo y al vigor de su energía, no falta ni una.
¿Por qué dices, Jacob, y hablas, Israel: "Oculto está mi camino para Yahveh, y a Dios se le pasa mi derecho?"
¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es Yahveh, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable.
Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le acrecienta.
Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y vacilan,
mientras que a los que esperan en Yahveh él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.


En tentación

Mateo 4
4.1. Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
4.2. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre.
4.3. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
4.4. Mas él respondió: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
4.5. Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo,
4.6. y le dice: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna.
4.7. Jesús le dijo: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.
4.8. Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria,
4.9. y le dice: Todo esto te daré si postrándote me adoras.
4.10. Dícele entonces Jesús: Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.
4.11. Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
4.12. Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
4.13. Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí;
4.14. para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
4.15. ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
4.16. El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.
4.17. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.
4.18. Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,
4.19. y les dice: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.
4.20. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
4.21. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó.
4.22. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
4.23. Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
4.24. Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó.
4.25. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.


En crisis

Proverbios, 8
8:1 ¿No está llamando la Sabiduría y no hace oír su voz la Inteligencia?
8:2 En las cumbres más altas que bordean el camino, apostada en el cruce de los senderos,
8:3 al lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en los lugares de acceso, ella dice en alta voz:
8:4 "A ustedes, hombres, yo los llamo, y mi voz se dirige a los seres humanos.
8:5 Entiendan, incautos, qué es la perspicacia; entiendan, necios, qué es la sensatez.
8:6 Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto.
8:7 Sí, mi boca profiere la verdad, la maldad es una abominación para mis labios.
8:8 Todas mis palabras son conformes a la justicia, no hay en ellas nada retorcido o sinuoso;
8:9 todas son exactas para el que sabe entender y rectas para los que han hallado la ciencia.
8:10 Adquieran mi instrucción, no la plata, y la ciencia más que el oro acrisolado.
8:11 Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar".
8:12 Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión.
8:13 El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa.
8:14 A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder.
8:15 Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia;
8:16 por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra.
8:17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán.
8:18 Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia.
8:19 Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada.
8:20 Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad,
8:21 para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros.
8:22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre.
8:23 Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra.
8:24 Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas.
8:25 Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací,
8:26 cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo.
8:27 Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano,
8:28 cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano,
8:29 cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes,
cuando afirmaba los cimientos de la tierra,
8:30 yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo,
8:31 recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.
8:32 Y ahora, hijos, escúchenme:¡felices los que observan mis caminos!
8:33 Escuchen la instrucción y sean sabios: ¡no la descuiden!
8:34 ¡Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día y vigilando a la entrada de mi casa!
8:35 Porque el que me encuentra ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor;
8:36 pero el que peca contra mí se hace daño a sí mismo y todos los que me odian, aman la muerte.


En lucha

Efesios, 6
6:1 Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor porque esto es lo justo,  
6:2 ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre,                    
6:3 para que seas feliz y tengas una larga vida en la tierra.   
6:4 Padres, no irriten a sus hijos;  al contrario, edúquenlos, corrigiéndolos y aconsejándolos, según el espíritu del Señor.
6:5 Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo;
6:6 no con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres, sino como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios.
6:7 Sirvan a sus dueños de buena gana, como si se tratara del Señor y no de los hombres,
6:8 teniendo en cuenta que el Señor retribuirá a cada uno el bien que haya hecho,  sea un esclavo o un hombre libre.           
6:9 Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo,  y no hace acepción de personas.           
6:10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder.
6:11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
6:12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
6:13 Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.
6:14 Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.   
6:15 Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.     
6:16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
6:17 Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
6:18 Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos,
6:19 y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio,
6:20 del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo!
6:21 Tíquico, el querido hermano y fiel servidor en el Señor, los pondrá al corriente de cómo me encuentro y de lo que estoy haciendo.
6:22 Con este propósito, lo envié para que él les dé noticias nuestras y los conforte interiormente.  
6:23 Llegue a todos los hermanos la paz, el amor y la fe, que proceden de Dios, el Padre, y del Señor Jesucristo.
6:24 La gracia permanezca con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor incorruptible.


Impaciente

Hebreos, 12
12:1 Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone,
12:2 fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios.
12:3 Fíjense en Aquél que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcan faltos de ánimo.

12:4 No han resistido todavía hasta llegar a la sangre en su lucha contra el pecado.
12:5 Han echado en olvido la exhortación que como a hijos se les dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor;    ni te desanimes al ser reprendido por él.
12:6 Pues a quien ama el Señor, le corrige;    y azota a todos los hijos que acoge.
12:7 Sufran para corrección de ustedes. Como a hijos los trata Dios, y, ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?
12:8 Mas si quedan sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que son bastardos y no hijos.
12:9 Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir?
12:10 ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad.
12:11 Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
12:12 Por tanto, levanten las manos caídas y las rodillas entumecidas
12:13 y enderecen para sus pies  los caminos tortuosos, para que el cojo no se descoyunte, sino que más bien se cure.
12:14 Procuren la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
12:15 Pongan cuidado en que nadie se vea privado de la gracia de Dios; en que ninguna raíz amarga retoñe ni los turbe y por ella llegue a inficionarse la comunidad.
12:16 Que no haya ningún fornicario o impío como Esaú, que por una comida vendió su primogenitura.  
12:17 Ya saben cómo luego quiso heredar la bendición; pero fue rechazado y no logró un cambio de parecer, aunque lo procuró con lágrimas.
12:18 No se han acercado ustedes a una realidad sensible: fuego ardiente,        oscuridad, tinieblas, huracán,
12:19 sonido de trompeta y a un ruido de palabras tal, que suplicaron los que lo oyeron no se les hablara más.        
12:20 Es que no podían soportar esta orden: El que toque el monte, aunque sea un animal, será lapidado.  
12:21 Tan terrible era el espectáculo, que el mismo Moisés dijo: Espantado estoy y temblando.
12:22 Ustedes, en cambio, se han acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne
12:23 y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación,
12:24 y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
12:25 Guárdense de rechazar al que les habla; pues si los que rechazaron al que promulgaba los oráculos desde la tierra  no escaparon al castigo, mucho menos nosotros, si volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo.
12:26 Su voz conmovió entonces la tierra. Mas ahora hace esta promesa: Una vez más haré yo que se estremezca no sólo la tierra,  sino también el cielo.
12:27 Estas palabras, una vez más, quieren decir que las cosas conmovidas se cambiarán, ya que son realidades creadas, a fin de que permanezcan las inconmovibles.
12:28 Por eso, nosotros que recibimos un reino inconmovible, hemos de mantener la gracia y, mediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con religiosa piedad y reverencia,
12:29 pues nuestro Dios es fuego devorador.


Solitario

I Corintios, 15
15:1 Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles.
15:2 Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
15:3 Les he transmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura.
15:4 Fue sepultado y resucitó al tercer día,      de acuerdo con la Escritura.
15:5 Se apareció a Pedro  y después a los Doce.       
15:6 Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
15:7 Además, se apareció a Santiago y a todos los Apóstoles.
15:8 Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.                    
15:9 Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios.                     
15:10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.
15:11 En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes han creído.
15:12 Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan?
15:13 ¡Si no hay resurrección, Cristo no resucitó!
15:14 Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes.
15:15 Incluso, seríamos falsos testigos de Dios, porque atestiguamos que él resucitó a Jesucristo, lo que es imposible, si los muertos no resucitan.
15:16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
15:17 Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados.
15:18 En consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre.
15:19 Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima.
15:20 Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
15:21 Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
15:22 En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
15:23 cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
15:24 En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
15:25 Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.                         
15:26 El último enemigo que será vencido es la muerte,
15:27 ya que Dios todo lo sometió bajo sus pies.                          Pero cuando él diga: "Todo está sometido", será evidentemente a excepción de aquel que le ha sometido todas las cosas.
15:28 Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.
15:29 Si no fuera así, ¿de qué sirve bautizarse por los que han muerto? Si los muertos no resucitan, ¿qué sentido tiene bautizarse por ellos?
15:30 Y nosotros mismos, ¿por qué nos exponemos a cada instante al peligro?
15:31 Cada día yo me enfrento con la muerte, y esto es tan cierto, hermanos, como que ustedes son mi orgullo en Cristo Jesús, nuestro Señor.
15:32 ¿Y qué he ganado, si solamente por motivos humanos, yo tuve que luchar con las fieras   en Éfeso? Si los muertos no resucitan, "comamos y bebamos, porque mañana moriremos".
15:33 No se dejen engañar: "Las malas compañías corrompen las buenas costumbres".
15:34 Vuelvan a comportarse como es debido y no pequen más, porque hay algunos entre ustedes que todavía no saben nada de Dios: lo digo para vergüenza de ustedes.
15:35 Alguien preguntará: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo?
15:36 Tu pregunta no tiene sentido. Lo que siembras no llega a tener vida, si antes no muere.
15:37 Y lo que siembras, no es la planta tal como va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo, o de cualquier otra planta.
15:38 Y Dios da a cada semilla la forma que él quiere, a cada clase de semilla, el cuerpo que le corresponde.
15:39 No todos los cuerpos son idénticos: una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces.
15:40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, y cada uno tiene su propio resplandor:
15:41 uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, y aun las estrellas difieren unas de otras por su resplandor.
15:42 Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos: se siembran cuerpos corruptibles y resucitarán incorruptibles;
15:43 se siembran cuerpos humillados y resucitarán gloriosos; se siembran cuerpos débiles y resucitarán llenos de fuerza;
15:44 se siembran cuerpos puramente naturales y resucitarán cuerpos espirituales.
Porque hay un cuerpo puramente natural y hay también un cuerpo espiritual.
15:45 Esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado como un ser viviente;  el último Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la Vida.
15:46 Pero no existió primero lo espiritual sino lo puramente natural; lo espiritual viene después.
15:47 El primer hombre procede de la tierra y es terrenal; pero el segundo hombre procede del cielo.
15:48 Los hombres terrenales serán como el hombre terrenal, y los celestiales como el celestial.
15:49 De la misma manera que hemos sido revestidos de la imagen del hombre terrenal, también lo seremos de la imagen del hombre celestial.
15:50 Les aseguro, hermanos, que lo puramente humano no puede tener parte en el Reino de Dios, ni la corrupción puede heredar lo que es incorruptible.
15:51 Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.
15:52 En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final —porque esto sucederá— los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.      
15:53 Lo que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad.
15:54 Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha sido vencida.
15:55 ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?   
15:56 Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza al pecado es la ley.
15:57 ¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
15:58 Por eso, queridos hermanos, permanezcan firmes e inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Señor, con la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por él no serán vanos.


Enfermo

Isaías, 26
26:1 Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá:
Tenemos una ciudad fuerte,
el Señor le ha puesto como salvaguardia
muros y antemuros.
26:2 Abran las puertas,
para que entre una nación justa,
que se mantiene fiel.
26:3 Su carácter es firme,
y tú la conservas en paz,
porque ella confía en ti.
26:4 Confíen en el Señor para siempre,
porque el Señor es una Roca eterna.
26:5 Él doblegó a los que habitaban en la altura,
en la ciudad inaccesible;
la humilló hasta la tierra,
le hizo tocar el polvo.
26:6 Ella es pisoteada
por los pies del pobre,
por las pisadas de los débiles.
Salmo: la esperanza en los juicios del Señor
26:7 La senda del justo es recta,
tu allanas el sendero del justo.
26:8 Sí, en la senda trazada por tus juicios,
esperamos en ti, Señor:
tu Nombre y tu recuerdo
son el deseo de nuestra alma.
26:9 Mi alma te desea por la noche,
y mi espíritu te busca de madrugada,
porque cuando tus juicios se ejercen sobre la tierra,
los habitantes del mundo aprenden la justicia.
26:10 Si se hace gracia al malvado,
no aprende la justicia:
en el país de la rectitud, obra perversamente,
sin mirar la majestad del Señor.
26:11 Señor, tu mano está levantada,
pero ellos no la ven:
¡que vean avergonzados tu celo por el pueblo,
que los devore el fuego destinado a tus adversarios!
26:12 Señor, tú nos aseguras la paz,
porque eres tú el que realiza por nosotros
todo lo que nosotros hacemos.
26:13 Señor, Dios nuestro,
otros señores nos han dominado,
pero a nadie reconocemos fuera de ti,
solamente pronunciamos tu Nombre.
26:14 Los muertos no revivirán,
las Sombras no se levantarán:
tú has intervenido para exterminarlos,
hiciste desaparecer hasta su recuerdo.
26:15 Has engrandecido la nación, Señor,
has engrandecido la nación,
has manifestado tu gloria,
has ensanchado todas las fronteras del país.
26:16 En medio de la angustia, Señor, acudimos a ti,
clamamos en la opresión,
cuando nos golpeaba tu castigo.
26:17 Como la mujer embarazada, que está por dar a luz,
se retuerce y da gritos de dolor,
así éramos nosotros delante de ti, Señor.
26:18 Hemos concebido, nos hemos retorcido,
y no dimos a luz más que viento.
¡No hemos traído la salvación a la tierra,
no le nacieron habitantes al mundo!
26:19 Pero tus muertos revivirán,
se levantarán sus cadáveres.
¡Despierten y griten de alegría
los que yacen en el polvo!
Porque tu rocío es un rocío de luz,
y la tierra dará vida a las Sombras.
26:20 ¡Ve, pueblo mío, entra en tus habitaciones
y cierra tus puertas por dentro;
escóndete por un instante,
hasta que pase la ira!
26:21 Porque el Señor sale de su morada
para pedir cuenta de su iniquidad
a los habitantes de la tierra:
la tierra pondrá al descubierto la sangre derramada
y ya no cubrirá a sus muertos.


Ánimo

Salmo 103
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
103:2 bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.
103:3 Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
103:4 rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura;
103:5 él colma tu vida de bienes,
y tu juventud se renueva como el águila.

103:6 El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
103:7 él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel.
103:8 El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
103:9 no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
103:10 no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
103:11 Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
103:12 cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
103:13 Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
103:14 él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.
103:15 Los días del hombre son como la hierba:
él florece como las flores del campo;
103:16 las roza el viento, y ya no existen más,
ni el sitio donde estaban las verá otra vez.
103:17 Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
103:18 de los que lo temen y observan su alianza,
de los que recuerdan sus preceptos y los cumplen.
103:19 El Señor puso su trono en el cielo,
y su realeza gobierna el universo.
103:20 ¡Bendigan al Señor, todos sus ángeles,
los fuertes guerreros que cumplen sus órdenes
apenas oyen la voz de su palabra!
103:21 ¡Bendigan al Señor, todos sus ejércitos,
sus servidores, los que cumplen su voluntad!
103:22 ¡Bendíganlo todas sus obras,
en todos los lugares donde ejerce su dominio!
¡Bendice al Señor, alma mía!


Hebreos, 11
11:1 La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven.
11:2 Por ella fueron alabados nuestros mayores.
11:3 Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece.
11:4 Por la fe, ofreció Abel a Dios un sacrificio más excelente que Caín, por ella fue declarado justo, con la aprobación que dio Dios a sus ofrendas; y por ella, aun muerto, habla todavía.
11:5 Por la fe, Enoc fue trasladado, de modo que no vio la muerte y no se le halló, porque le trasladó Dios. Porque antes de contar su traslado, la Escritura da en su favor testimonio de haber agradado a Dios.
11:6 Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan.
11:7 Por la fe, Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, con religioso temor construyó un arca para salvar a su familia;  por la fe, condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia según la fe.
11:8 Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba.
11:9 Por la fe, peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas.   
11:10 Pues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
11:11 Por la fe, también Sara recibió, aun fuera de la edad apropiada,  vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía.  
11:12 Por lo cual también de uno solo y ya gastado nacieron hijos, numerosos como las estrellas del cielo,                incontables como las arenas de las orillas del mar.
11:13 En la fe murieron todos ellos, sin haber conseguido el objeto de las promesas: viéndolas y saludándolas desde lejos y confesándose extraños y forasteros sobre la tierra.
11:14 Los que tal dicen, claramente dan a entender que van en busca de una patria;
11:15 pues si hubiesen pensado en la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de retornar a ella.
11:16 Más bien aspiran a una mejor, a la celestial. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de ser llamado Dios suyo, pues les tiene preparada una ciudad.
11:17 Por la fe, Abraham, sometido a la prueba, presentó a Isaac como ofrenda, y el que había recibido las promesas, ofrecía a su unigénito,
11:18 respecto del cual se le había dicho: Por Isaac tendrás descendencia.  
11:19 Pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobró para que Isaac fuera también figura.
11:20 Por la fe, bendijo Isaac a Jacob y Esaú en orden al futuro.              
11:21 Por la fe, Jacob, moribundo, bendijo a cada uno de los hijos de José,    y adoró a Dios, se inclinó apoyado en la cabeza de su bastón.
11:22 Por la fe, José, moribundo, evocó el éxodo de los hijos de Israel, y dio órdenes respecto de sus huesos.                 
11:23 Por la fe, Moisés, recién nacido, fue durante tres meses ocultado    por sus padres, pues vieron que el niño era hermoso y no temieron el edicto del rey.   
11:24 Por la fe, Moisés, ya adulto, rehusó ser llamado hijo de una hija de Faraón,
11:25 prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar el efímero goce del pecado,
11:26 estimando como riqueza mayor que los tesoros de Egipto el oprobio de Cristo, porque tenía los ojos puestos en la recompensa.
11:27 Por la fe, salió de Egipto sin temer la ira del rey; se mantuvo firme como si viera al invisible.        
11:28 Por la fe, celebró la Pascua e hizo la aspersión de sangre para que el Exterminador no tocase a los primogénitos de Israel.
11:29 Por la fe, atravesaron el mar Rojo como por una tierra  seca; mientras que los egipcios intentando lo mismo, fueron tragados.
11:30 Por la fe, se derrumbaron los muros  de Jericó, después de ser rodeados durante siete días.
11:31 Por la fe, la ramera Rajab    no pereció con los incrédulos, por haber acogido amistosamente a los exploradores.
11:32 Y, ¿a qué continuar? Pues me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón,   Barac,   Sansón,  Jefté,  David,          Samuel  y los profetas.
11:33 Estos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones;  
11:34 apagaron la violencia del fuego,   escaparon del filo de la espada, curaron de sus enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazando ejércitos extranjeros;
11:35 las mujeres recobraban resucitados a sus muertos.    Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor;
11:36 otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones;         
11:37 apedreados,  torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de oveja y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados,
11:38 ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cavernas y antros de la tierra.
11:39 Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron el objeto de las promesas.
11:40 Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.


Esperanza

Salmo 90
Señor, tú has sido nuestro refugio
90:1 Oración de Moisés, hombre de Dios.
Señor, tú has sido nuestro refugio
a lo largo de las generaciones.
90:2 Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios.
90:3 Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".
90:4 Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
90:5 Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
90:6 por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
90:7 ¡Estamos consumidos por tu ira
y consternados por tu indignación!
90:8 Pusiste nuestras culpas delante de tus ojos,
y nuestros secretos a la luz de tu mirada.
90:9 Nuestros días transcurren
bajo el peso de tu enojo,
y nuestros años se acaban como un suspiro.
90:10 Nuestra vida dura apenas setenta años,
y ochenta, si tenemos más vigor:
en su mayor parte son fatiga y miseria,
porque pasan pronto, y nosotros nos vamos.
90:11 ¿Quién puede conocer la violencia de tu enojo
y ver el fondo de tu indignación?
90:12 Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
90:13 ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
90:14 Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
90:15 Alégranos por los días en que nos afligiste,
por los años en que soportamos la desgracia.
90:16 Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
90:17 Que descienda hasta nosotros
la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.



Consuelo

Romanos 8, 31-3
8:31 ¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
8:32 El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
8:33 ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34 ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
8:35 ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
8:36 Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero.
8:37 Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
8:38 Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales,
8:39 ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.




Fortaleza

Josué 1
1:1 Después de la muerte de Moisés, el servidor del Señor, el Señor dijo a Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés:
1:2 "Mi servidor Moisés ha muerto. Ahora levántate y cruza el Jordán con todo este pueblo, para ir hacia la tierra que yo daré a los israelitas.
1:3 Yo les entrego todos los lugares donde ustedes pondrán la planta de sus pies, como se lo prometí a Moisés.
1:4 El territorio de ustedes se extenderá desde el desierto y desde el Líbano hasta el Gran Río, el río Éufrates, y hasta el Gran Mar, al occidente.
1:5 Mientras vivas, nadie resistirá delante de ti;  yo estaré contigo como estuve con Moisés: no te dejaré ni te abandonaré.   
1:6 Sé valiente y firme:   tú vas a poner a este pueblo en posesión del país que yo les daré, porque así lo juré a sus padres.
1:7 Basta que seas fuerte y valiente,  para obrar en todo según la Ley que te dio Moisés, mi servidor. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, y así tendrás éxito en todas tus empresas.
1:8 Que el libro de esta Ley nunca se aparte de ti: medítalo día y noche, para obrar fielmente en todo conforme a lo que está escrito en él. Así harás prosperar tus empresas y tendrás éxito.
1:9 ¿Acaso no soy yo el que te ordeno que seas fuerte y valiente? No temas ni te acobardes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas".
1:10 Entonces Josué dio a los escribas del pueblo la siguiente orden:
1:11 "Recorran el campamento y manden al pueblo que haga provisión de víveres, porque dentro de tres días pasarán el Jordán para ir a ocupar la tierra que el Señor, su Dios, les da en posesión".
1:12 Luego dijo a los rubenitas, a los gaditas y a la mitad de la tribu de Manasés:
1:13 "Recuerden la orden que les dio Moisés, el servidor del Señor, cuando dijo: 'El Señor, su Dios, les concede el descanso y les da este territorio.  
1:14 Sus mujeres, sus niños y sus rebaños se quedarán en el territorio que les dio Moisés, al otro lado del Jordán. Pero ustedes, todos los guerreros, cruzarán equipados con sus armas al frente de sus hermanos, para prestarles ayuda,
1:15 hasta que el Señor les conceda el descanso lo mismo que a ustedes, y también ellos tomen posesión de la tierra que les da el Señor, su Dios.    Entonces volverán al territorio que les pertenece, aquel que les dio Moisés, el servidor del Señor, al otro lado del Jordán, hacia el oriente'".
1:16 Ellos respondieron a Josué: "Haremos todo lo que nos ordenes e iremos adonde nos mandes.
1:17 Así como obedecimos en todo a Moisés, también te obedeceremos a ti. Basta que el Señor esté contigo como estuvo con él. 18 Cualquiera que se rebele contra tus órdenes y no te obedezca en todo lo que nos mandes, será castigado con la muerte. Tú, por tu parte, sé fuerte y valiente"


Descanso

Mateo 11, 25-30
11.25. En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.

11.26. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.

11.27. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

11.28. Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.

11.29. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

11.30. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.



Paz

Juan 14, 27




Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.






Seguridad

Romanos 8, 31-39
8:31 ¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
8:32 El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
8:33 ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34 ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
8:35 ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
8:36 Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero.
8:37 Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
8:38 Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales,
8:39 ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Gozo

Colosenses 3, 12-17

3:12 Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia.
3:13 Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente  siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado:  hagan ustedes lo mismo.
3:14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
3:15 Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
3:16 Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados.
3:17 Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.



Cariño

Juan 15, 13-17

15:13 No hay amor más grande

que dar la vida por los amigos.
15:14 Ustedes son mis amigos
si hacen lo que yo les mando.
15:15 Ya no los llamo servidores,
porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos,
porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
15:16 No son ustedes los que me eligieron a mí,
sino yo el que los elegí a ustedes,
y los destiné para que vayan y den fruto,
y ese fruto sea duradero.
Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre,él se lo concederá.
15:17 Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.


Entusiasmo

Salmo 6
67:2 El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,  
67:3 para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.
67:4 ¡Que los pueblos te den gracias, Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
67:5 Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.
67:6 ¡Que los pueblos te den gracias, Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
67:7 La tierra ha dado su fruto:
el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
67:8 Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.

Actualizada 20/02/2024
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